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jueves, 26 de agosto de 2010

FERNANDO AMENGUAL - INSTANTÁNEAS. PAISAJES DEL PARAGUAY. / GALERÍA CASA MAYOR - MARTES, 31 DE AGOSTO DE 2010.





INSTANTÁNEAS
PAISAJES DEL PARAGUAY.
Pinturas de
FERNANDO AMENGUAL
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE ARTES del
www.portalguarani.com )
.


Cerros, ríos y edificios de Paraguarí, Canindeyú y Asunción. Montes y humedales de Cordillera y Central, entre otros paisajes de diversas regiones de Paraguay son captados en pinturas de realización instantánea, in situ, en una sola sesión y sin retoques posteriores.

La muestra está compuesta de una treintena de óleos en pequeños y medianos formatos con temáticas paisajísticas sobre la naturaleza y la ciudad. Las imágenes, construidas desde la contemplación de la realidad empírica, las leyes de la luz y la abstracción, son condicionadas desde una experiencia de producción íntima y subjetiva del artista, a plein air.

La comprobación de la “realidad” y la contingencia de no poder atraparla, son resignificadas en la serie, que contrasta paisajes naturales con paisajes urbanos, como una posible expresión de una frontera entre cultura y naturaleza.

Si “el hombre no elige el lugar, se limita a descubrirlo”, como dice Mircea Eliade, estos trabajos permiten una doble lectura, al describir un paisaje vital y ser transporte de valores plásticos como el ritmo, la expresividad gestual, el color saturado, o la materialidad. Las obras reflejan un impacto retiniano desde una codificación óptica y táctil, que nos hablan de un tiempo detenido en presente.

Todas las obras son fragmentos y conforman equívocamente en sí mismas una unidad, como un mundo que funciona autosuficiente. En las vistas urbanas, quizás pueda emerger otro nuevo, diferente, del que nos queda todo por aprender. La ciudad, entrevista desde rincones naturales como el Jardín Botánico o Chaco-i, se prefigura en condiciones urbanas excesivas, la bahía de Asunción retratada con su aún verde cinturón.


La exposición pueden sentirse desde la inauguración,
el día martes 31 de agosto (2010) a las 20 Hs,
en galería Casa Mayor,
Malutín Nº 263 entre Guido Spano y Andrade,
Villa Morra, Asunción, Paraguay,
de lunes a sábados 8 A 18. Tel.: 595 21 663627.
graciela mayor [ casamayor@tigo.com.py ]

sábado, 21 de agosto de 2010

NELSON MARTINESI - CASA PINTADA. CASA GRABADA. CASA TOMADA (AGOSTO 2010) / Comentario de JOSEFINA BITTAR - Fotografías de CARLOS BITTAR.

CASA PINTADA.
CASA GRABADA.
CASA TOMADA
(AGOSTO 2010)
Obras de NELSON MARTINESI
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE ARTES del
www.portalguarani.com )
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HAN TOMADO ESTA PARTE le dice Irene, resignada, a su hermano. Unas líneas después, ambos se encuentran en la calle, fuera de la casa que tanto amaban y que, de una vez por todas, ha sido completamente tomada.

Así, Julio Cortázar da final a CASA TOMADA, unos de sus más recordados cuentos, dejándonos una incógnita: ¿quiénes han tomado la casa? No lo sabemos y, por lo tanto, no nos queda más que, como lectores, usar la imaginación para encontrar una respuesta. Para algunos podrían ser agentes de un gobierno autoritario o terroristas extranjeros; para otros, insectos, roedores u hongos bestiales. Y algunos hasta podríamos pensar, por qué no, que la casa ha sido tomada por cuadros, grabados, tarros de pintura, tal vez escaleras, y quizás un pintor de nombre Nelson Martinesi, quien además invita a sus amigos a ser cómplices de esta ficción, agregándole música, fotografía y teatro.

Esta invitación al mundo de la imaginación sin límites, en la que el lector debe incorporarse en la trama de la ficción, es propia de los textos fantásticos del autor argentino Julio Cortázar. Martinesi, por su parte, artista paraguayo de larga trayectoria, coincide con Cortázar en este llamado al intelecto de su receptor para decodificar el mensaje de sus obras. Por ende, no es coincidencia que la obra del escritor y pintor converjan en un espacio real tomado de la ficción. En otras palabras, no es casual que en esta nueva exposición Martinesi cite a Cortázar haciendo de esta muestra una invasión gradual de una casa real sita en Asunción.

De este modo, Martinesi no sólo nos trae la ficción de Cortázar a la realidad sino que, dentro de esta realidad, nos presenta sus grabados de la SERIE POLITIPIAS y sus pinturas, algunas nuevas -a quien él mismo denomina “planas y transparentes”- y otras que datan de décadas anteriores. Todas estas obras son piezas únicas formadas con las matrices encontradas en objetos cotidianos. Vemos por ejemplo la misma serie de hexágonos (¿tal vez producto de la silueta de un posafuentes?) en varios grabados, pero, al contrario de la tradición de este tipo de obra, cada grabado es único. Este mismo principio de sellos y matrices lo percibimos en las nuevas pinturas.

En conjunto, pinturas y grabados, forman las ficciones de Martinesi, que hasta podrán tomarse durante la exposición y, tal vez, nuevamente nos quedemos con la incógnita: ¿quiénes han tomado los trabajos del grabador? . JOSEFINA BITTAR
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Una casa en Villa Morra, Senador Long 380 casi Maestro,
será tomada por el artista Nelson Martinesi
y amigos durante dos semanas.
Se promoveran eventos de distantas disciplinas.
La toma se inicia el sabado 7 de agosto 2010.
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Fotografías de
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Enlace a la
GALERÍA DE ARTES

5º CONCURSO JUVENIL DE ESCULTURA - Presentan: CENTRO CULTURAL PARAGUAYO AMERICANO (CCPA) y ASOCIACIÓN AMIGOS DEL ARTE.


CENTRO CULTURAL PARAGUAYO AMERICANO (CCPA)
y AMIGOS DEL ARTE
presentan el
5º CONCURSO JUVENIL DE ESCULTURA

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En su quinta edición, el Centro Cultural Paraguayo Americano (CCPA) y Amigos del Arte, organizan el “Concurso Juvenil de Escultura”, dirigido a jóvenes paraguayos de 18 a 35 años de edad. Los días de recepción de obras serán el 7 y 8 de octubre, de 9 a 16 horas, en la Galería Agustín Barrios del CCPA (Avda. España 352).

El tema del concurso será “MEMORIA”, la memoria personal, social o histórica como base de la identidad y preservación de costumbres, creencias, tradiciones; y la técnica de escultura será libre. Cada participante deberá presentar dos obras que deben ser producidas para el Concurso y que no hayan sido premiadas ni exhibidas anteriormente.

Las bases y condiciones pueden ser retiradas del Dpto. Cultural del CCPA en Av. España 352, de lunes a viernes de 9 a 17 horas o a través de www.ccpa.edu.py o dcultural@ccpa.edu.py.
Más informes al 224- 831, Departamento Cultural.

BASES Y CONDICIONES:
1.
Podrán participar en este concurso todos los jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y 35 años, de nacionalidad paraguaya y que estén radicados en el país.

2. En adhesión al Bicentenario de la Independencia de Paraguay el tema del concurso será “Memoria”. La memoria personal, social o histórica como base de la identidad y preservación de costumbres, creencias, tradiciones. Evocar sucesos, vivencia o personas relevantes que han marcado una historia personal, social o universal, El objetivo es que los jóvenes creadores puedan expresar su visión de este concepto en una propuesta artística original. La técnica será libre.

3. Cada participante deberá presentar 2 (dos) obras inéditas, que deben ajustarse a la temática propuesta por el concurso y que no hayan sido premiadas en ningún otro certamen. La medida máxima permitida es de 1,50 mt. de alto.

4. De ser necesario, las obras deberán ser presentadas con sus bases correspondientes para permitir su adecuada exposición.

5. Las obras deberán ser entregadas en la Galería Agustín Barrios del Centro Cultural Paraguayo Americano, Av. España 352 entre Brasil y Estados Unidos, los días 7 y 8 de octubre en horario de 09:00 hs a 16:00 hs.

6. Las obras presentadas no deberán estar firmadas. En cada una de ellas se pondrá un rótulo con el seudónimo del autor y el título de la obra. En sobre aparte y cerrado se consignarán: nombre, edad, domicilio, teléfono del concursante, medidas y títulos de las obras y una fotocopia de la cédula de identidad del participante. En la parte exterior del sobre que contenga estos datos, se escribirá el seudónimo. Es indispensable dar cumplimiento a estas disposiciones.

7. La inscripción al concurso es gratuita.

8. Se establecen los siguientes premios:
Primer Premio: La estatuilla “Unidos por el Arte” y Gs. 3.000.000.
Segundo Premio: La estatuilla “Unidos por el Arte” y Gs. 1.500.000.
Tercer premio: La estatuilla “Unidos por el Arte” y Gs. 500.000.

9. No se podrá declarar desierto ninguno de los premios.

10. Los premios serán entregados en un acto a realizarse en la Galería Agustín Barrios del Centro Cultural Paraguayo Americano, el día 12 de octubre de 2010, a las 19:30 hs.

11. Los trabajos preseleccionados serán expuestos en la Galería Agustín Barrios del 12 al 26 de octubre, las obras podrán ser retiradas el día 26 de octubre de 09.00 a 16.00 hs.; pasado dicho plazo, los organizadores no se responsabilizarán de las mismas.

12. Quien obtuviera el Primer Premio, no podrá volver a concursar en la edición siguiente de este concurso.

13. El concursante al participar en este concurso acepta en su totalidad las Bases y Condiciones del mismo. En caso de eventuales daños ocurridos a las obras, los organizadores no se harán responsables.

14. La integración del jurado se dará a conocer el día que se otorguen los premios y su decisión será inapelable.
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Para más información,
por favor comunicarse con el
Depto. Cultural del
CENTRO CULTURAL PARAGUAYO AMERICANO
al tel: 224-831 int. 208 o al correo electrónico:

ENEIDE BONEU - ENTRELINEAS (PINTURAS RECIENTES, 2010) / GALERÍA DE ARTE FÁBRICA - INAUGURACIÓN, LUNES 23 DE AGOSTO DE 2010.


FABRICA tiene el gusto de invitarles
a la inauguración
de la muestra
ENTRELINEAS
con pinturas recientes de
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE ARTES del
www.portalguarani.com )
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LUNES 23 DE AGOSTO DE 2010
19:30 a 21:30 HORAS.
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GALERÍA DE ARTE FÁBRICA
Calle Sargento Martínez Nº 271 / Asunción.

PREMIO "HENRI MATISSE". Para ARTISTAS VISUALES (CONVOCATORIA 2010) / ORGANIZAN: EMBAJADA DE FRANCIA, ALIANZA FRANCESA y GENTE DE ARTE.


PREMIO « HENRI MATISSE »
Para ARTISTAS VISUALES
Convocatoria 2010


Con la finalidad de incentivar la producción artística en el Paraguay, privilegiando la creatividad y la expresión artística contemporánea, así como la de abrir las perspectivas del artista premiado al ámbito artístico internacional y asegurar, gracias a su periodicidad (el premio se realiza por duodécimo año consecutivo) , el papel del Premio como confrontación pública de propuestas artísticas, la Alianza Francesa de Asunción, la Embajada de Francia y la Asociación « Gente de Arte », convocan a artistas visuales a la edición 2010 del premio « Henri Matisse ».

La recepción de obras (dos por artista) y carpetas de los participantes deberá realizarse los días martes 12 (de 10 a 12 hs y de 16 a 18 hs) y el miércoles 13 (de 10 a 12 hs) de octubre del corriente año, en la Manzana de la Rivera (Ayolas 129). Pasado dicho plazo, ninguna candidatura será aceptada.

En la edición 2010 del Premio « Henri Matisse » podrán participar todos los artistas paraguayos (naturales o legales) residentes en el país y extranjeros radicados con un mínimo de residencia de 5 años en el Paraguay, de 20 a 40 años (cumplidos en el año de realización del concurso). El formato, la técnica y el tema de las obras quedan a elección del artista. Las bases y condiciones se encuentran a disposición de los interesados en la Alianza Francesa de Asunción (Mcal. Estigarribia 1039 c/EEUU, Telef. 210-503, 204-456).

El Jurado estará integrado por representantes de la Embajada de Francia, de la Alianza Francesa, de la «Asociación Gente de Arte », dos curadores nacionales y un curador francés, estos tres últimos de reconocida trayectoria.

Como primer Premio el artista recibirá una invitación por parte del gobierno francés, que incluye un pasaje aéreo de ida y vuelta y gastos de estadía en Francia para realizar un viaje de estudios durante el período 2011/2012, más una beca de estudios de francés en la Alianza Francesa de Asunción.
El segundo premio consiste en una invitación por parte de la Embajada de Francia y de otros auspiciantes, que incluye un pasaje aéreo de ida y vuelta y gastos de estadía por una semana, en un país vecino del Paraguay (Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia) donde se está programando una actividad vinculada a las Artes Visuales (Bienales de Arte, Festivales de cine, Fotografía o muestra del propio artista galardonado), más una beca de un año para estudios de francés en la Alianza Francesa de Asunción.

Las obras premiadas y seleccionadas por el Jurado serán expuestas en la Manzana de la Rivera desde el martes 19 hasta el 24 de octubre. La entrega de premios se realizará el martes 19 de octubre a las 19:30 horas en la Manzana de la Rivera.



HENRI MATISSE (Francia, 1869-1954)
Biografía: Pintor francés líder del fauvismo. Está considerado como una de las grandes personalidades en la configuración del arte del siglo XX, maestro a la hora de expresar sentimientos a través del uso del color y la forma. Matisse nació en Le Cateau-Cambrésis, en el norte de Francia, el 31 de diciembre de 1869, en el seno de una familia de clase media. Estudió derecho en París entre 1887 y 1889. Comenzó a ejercer como abogado, sin embargo, en 1890, mientras se recuperaba de una apendicitis, se sintió atraído por la pintura. En 1892 abandonó su carrera de abogado y fue admitido en la Escuela de Bellas Artes de la capital francesa. Su primera formación la realizó dentro de la tradición académica y conservadora, por lo que su primer estilo consistía en una forma convencional de naturalismo, realizando numerosas copias de los cuadros de los maestros clásicos. A su vez, estudió el arte contemporáneo, sobre todo el de los impresionistas, comenzando su propia experimentación, que le valió una reputación de miembro rebelde en las clases del estudio. La verdadera liberación artística de Matisse, en términos del uso del color como configurador de formas y planos espaciales, se produjo bajo la influencia de Paul Gauguin, Paul Cézanne y Vincent van Gogh, cuya obra estudió con detenimiento desde 1899 aproximadamente. Más tarde, entre 1903 y 1904, Matisse se enfrentó a la pintura puntillista de Henri Edmond Cross y Paul Signac. Ambos estaban experimentando con la yuxtaposición de pequeñas pinceladas (a menudo puntos) de pigmento puro para crear fuertes vibraciones visuales de color intenso sobre la superficie del cuadro. Matisse adoptó esta técnica pero la modificó aplicando pinceladas más amplias. Hacia 1905 había producido unas imágenes cuya audacia cromática rompía con todo lo anterior. Entre estas obras destaca Raya verde (Madame Matisse, 1905, Museo Estatal de Arte, Copenhague), un retrato con notas expresionistas de su mujer. El título deriva de la amplia pincelada de verde brillante que define la frente y la nariz de su esposa. Ese mismo año Matisse expuso junto a pintores de la misma tendencia como André Derain y Maurice de Vlaminck. Como consecuencia de esta exposición, el grupo es bautizado como les fauves (literalmente las bestias salvajes) por su uso estridente del color, distorsión de las formas y su sentido expresionista en la captación de emociones. El bodegón representó un papel central en la maduración pictórica de Matisse. Su primer cuadro fue una Naturaleza muerta con libros. En 1902, año de ejecución de Las flores amarillas (Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza), atravesaba lo que algunos han calificado como el periodo oscuro, que acabó en 1904, periodo de obras de enorme energía que estallaría en las pinturas fauves de 1905. A medida que fue considerado como el cabecilla del radicalismo artístico, Matisse se ganó la aprobación de la crítica influyente y de los coleccionistas, como la de la escritora estadounidense Gertrude Stein y su familia.
Entre los encargos más importantes que recibió se encuentra el del coleccionista ruso que le pidió unos paneles murales ilustrando temas de danza y música, La Música y La Danza (acabados ambos en 1911, hoy en el Ermitage, San Petersburgo). Sus figuras de bailarines, y, en general, todas sus figuras humanas, responden, en primer lugar, a la expresividad de la forma, y sólo secundariamente a los detalles anatómicos. Este principio se extiende a otros campos como el de las esculturas en bronce, dibujos y obras en diversos medios gráficos. Matisse, junto al contenido intelectual, siempre destacó la importancia del instinto y la intuición en su producción artística. Afirmaba que un artista no tiene un completo dominio sobre formas y colores, sino que son las propias formas, líneas y colores los que deben dictar al artista sensible el modo en que deben ser combinadas. A menudo aludía al gozo que experimentaba al abandonarse al juego de las fuerzas del color y el diseño, y explicaba las formas rítmicas pero distorsionadas de muchas de sus figuras en términos de la revelación de una armonía pictórica total. Desde 1920 hasta su muerte, Matisse pasó mucho tiempo en el sur de Francia, sobre todo en Niza, pintando escenas locales de colorido fluido y brillante. Cuando contaba con una edad avanzada se le encargó la decoración de la capilla de Santa María del Rosario en Vence (cerca de Cannes), que terminó entre 1947 y 1951. Durante sus últimos años, debido a la dificultad a la hora de manejar el pincel y a su estado a menudo de postración, se entregó al découpage (técnica de papeles gouacheados y recortados), creando obras de un brillante colorido. Matisse murió en Niza el 3 de noviembre de 1954. A diferencia de otros artistas, tuvo un reconocimiento internacional durante su vida, gozando del favor de los coleccionistas, críticos de arte y de la generación de artistas más jóvenes. En 1952 se inauguró el Museo Matisse en su ciudad natal.

GANADORES DE VERSIONES ANTERIORES
El primer certamen Henri Matisse fue ganado por Celso Figueredo, en 1999;
en el 2000, Mónica Matiauda;
en el 2001, Marcos Benítez,
y en el 2002, el ganador fue Joaquín Sánchez
El ganador del 2003 fue Enrique Espínola;
en el 2004, Roberto Vera,
en el 2005 Daniel Milessi,
en el 2006 Luvier Casali
en el 2007 Javier Medina,
en el 2008 Sebastian Boesmi,
en el 2009 Emmanuel Fretes Roy.
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Nilsen Karina Adorno Gill
Coordinadora de Prensa
Alianza Francesa de Asunción
Telef. 210 503 / 210 382
www.alianzafrancesa.edu.py
ORGANIZAN
LA EMBAJADA DE FRANCIA EN EL PARAGUAY,
LA ALIANZA FRANCESA DE ASUNCION
Y
«GENTE DE ARTE»
(Asociación para las Artes Visuales en el Paraguay)

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OBJETIVOS DEL PREMIO

• incentivar la producción artística en el Paraguay privilegiando la creatividad y la expresión artística contemporánea;
• abrir las perspectivas del artista premiado al ámbito artístico internacional;
• asegurar, gracias a su periodicidad, el papel del Premio como confrontación pública de propuestas artísticas.

El Premio Henri Matisse será atribuido cada año como incentivo a la obra de un artista paraguayo, de conformidad con las bases que a continuación se detallan.


REGLAMENTO

I- DE LOS PREMIOS
Primer premio:
El artista recibirá una invitación por parte del gobierno francés, que incluye un pasaje aéreo de ida y vuelta y gastos de estadía en Francia para realizar un viaje de estudios durante el año 2011 / 2012.
En caso de no hablar francés, el artista se verá beneficiado con una beca de estudio del idioma en la Alianza Francesa, libros incluidos, ofrecida por la Embajada de Francia y la Alianza Francesa, que deberá usufructuar antes de su partida.

Segundo premio:
El artista recibirá una invitación por parte de la Embajada de Francia y de otros auspiciantes, que incluye un pasaje aéreo de ida y vuelta y gastos de estadía por una semana, en un país vecino del Paraguay (Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia) donde se está programando una actividad vinculada a las Artes Visuales (Bienales de Arte, Festivales de cine, Fotografía o muestra del propio artista galardonado), más una beca de un año para estudios de francés en la Alianza Francesa de Asunción.

II- DE LA INSCRIPCION Y PRESENTACION DE LAS OBRAS
Art. 1
Podrá participar todo artista paraguayo con ciudadanía natural o legal, residente en el país y extranjeros radicados con un mínimo de 5 años de residencia en el Paraguay, de 20 a 40 años (cumplidos en el año de realización del concurso) comprometiéndose con los requisitos del viaje de estudio (ver documento adjunto).

Art. 2
Cada artista deberá presentar dos obras y una carpeta de presentación.

De las obras:
El formato, la técnica y el tema serán de elección del artista. Al menos una de las obras presentadas deberá ser inédita y hecha durante el año 2010.

Obras:
Trasladables : (Como pintura, dibujo, grabado, fotografía, video, instalación, movible, etc.) - Deberán ser montadas en la Manzana de la Rivera.

No trasladables : (Como intervención urbana, instalación de sitio específico, etc.)
Las mismas deben encontrarse dentro de la zona comprendida entre la calle Oliva, el río Paraguay, la Avda. Colón y la Avda. Perú. Para la apertura y presentación de la muestra en la Manzana de la Rivera el artista deberá proveer un registro fotográfico de dicha obra para participar de la exposición

Efímeras: En caso de obra efímera, ésta deberá ser montada para el juzgamiento y, en caso de ser seleccionada será montada nuevamente el día de la muestra en la Manzana de la Rivera.

En todos los casos en que hubiere lugar, las solicitudes del permiso correspondiente ante las autoridades estarán a cargo del artista, quedando los organizadores del concurso exentos de cualquier tipo de responsabilidad al respecto. Queda a cargo del artista la provisión de materiales y equipamientos para la instalación de su obra.

De la carpeta de presentación:
La misma deberá incluir:
• La ficha de inscripción completa (ver documento adjunto).
• un informe fotográfico que muestre la evolución artística del participante en los últimos años,

De la selección:
Un máximo de diez artistas serán seleccionados. Para ampliar su criterio de elección, el Jurado podrá proceder a un encuentro con cada uno de los artistas seleccionados. El jurado tendrá en cuenta la capacidad del artista para desarrollar personalmente un proyecto de importancia durante su estadía en Francia.

Art. 3
Las obras y las carpetas tendrán que ser depositadas en la Manzana de la Rivera, en la calle Ayolas 129, los días martes 12 de 10 a 12 hs. y de 16 a 18 hs. y miércoles 13 de octubre, de 10 a 12 horas .
En el momento de la recepción, se entregará a cada artista un recibo firmado.
Ninguna candidatura será aceptada más allá de esta fecha.

De las obligaciones del premiado:
Art. 4
El premiado se compromete:
• a asistir a la totalidad de las actividades organizadas en el marco de la “Residencia de artistas” que se desarrollará en Francia durante el año 2011 / 2012.
• a entregar al Servicio de Cooperación y de Acción Cultural de la Embajada de Francia, a su vuelta, un memorandum de las actividades que desarrolló durante su estadía en Francia.
• a asistir con una beca a un curso de idioma francés programado por la Alianza Francesa, en caso de no hablar francés,

III- DEL JURADO
Art. 5
El Jurado estará integrado por un representante de la Embajada de Francia, un representante de la Alianza Francesa, un representante de la Asociación Gente de Arte, dos curadores nacionales y un curador francés, los tres últimos de trayectoria reconocida.
Los representantes de la Embajada de Francia, de la Alianza Francesa y de Gente de Arte tendrán voz pero no voto.
El fallo será inapelable.

Art. 6
La lectura del fallo del jurado se dará a conocer el jueves 14 octubre 2010 a las 11:00 horas en el local de la Alianza Francesa, Mcal Estigarribia 1039, c/EE.UU
Los resultados serán transmitidos inmediatamente a los medios de comunicación para su posterior difusión.

Art. 7
Toda situación no prevista en el presente reglamento será resuelta a juicio del Jurado.

Art. 8
Las obras premiadas y seleccionadas por el Jurado serán expuestas en la Manzana de la Rivera desde el 19 al 24 de de octubre de 2010.
La entrega de premios se realizara el martes 19 de octubre a las 19:30 hs, en la Manzana de la Rivera.

IV- DEL RETIRO DE LAS OBRAS
Art. 9
Los participantes no seleccionados deberán retirar sus obras y su carpeta de la Manzana de la Rivera a partir del jueves 14 al sábado 16 de octubre, en horario de oficina. Después de esta fecha, la Manzana de la Rivera deslinda toda responsabilidad respecto a dichas obras.

Art. 10
Los artistas cuyas obras hayan sido premiadas y seleccionadas se comprometen:
• A exponer sus obras la totalidad del periodo que dure la muestra colectiva (salvo obras efímeras).
• A desmontar y retirar sus obras el lunes 25 de octubre en horas de oficina.

Art. 11
La responsabilidad sobre las obras o los daños que éstas puedan ocasionar estarán en todo momento a cargo del artista.
Por el solo hecho de participar en este concurso, el participante acepta en un todo el contenido de este reglamento.
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Para mas informes, comunicarse con la
Alianza francesa 210 503 / 204 456 / 204 556
www.alianzafrancesa.edu.py

MUESTRA DE FOTOS "AHECHA PARAGUAY" - PROYECTO DE FOTOGRAFÍA JUVENIL DEL CUERPO DE PAZ / MARTES, 24 DE AGOSTO DE 2010, GALERÍA AGUSTÍN BARRIOS DEL CCPA


En el CCPA se habilita la muestra de fotos
“Ahecha Paraguay”
del Proyecto de fotografía juvenil del Cuerpo de Paz
Del 24 de agosto al 11 de setiembre de 2010
Galería Agustín Barrios del CCPA
Acceso libre


El 24 de agosto a las 19:00 hs. se habilita la exposición fotográfica juvenil “Ahecha Paraguay”, Proyecto del Cuerpo de Paz, en la Galería Agustín Barrios del Centro Cultural Paraguayo Americano, seguido de un brindis. El acceso es libre y gratuito.

Ahecha Paraguay tiene la misión de desarrollar la creatividad y auto-expresión que ya existen dentro de cada niño y joven paraguayo, a través de la herramienta de la fotografía.

Desde febrero del año 2008 hasta junio del año 2010, mas de 600 niños, jóvenes y contrapartes adultos en 64 comunidades del país están participando en el ciclo del proyecto a través de:

· exposiciones y talleres educativos
· intercambios comunitarios
· una excursion cultural
· una serie de exposiciones nacionales en la ciudad capital, Asunción

Este año Ahecha Paraguay expone el talento y creatividad de la juventud de 11 comunidades del Paraguay entre julio y octubre de 2010 en diferentes instituciones la capital, Asunción.

Este proyecto es desarrollado por tercer año consecutivo por los Voluntarios del Cuerpo de Paz, con el auspicio de la Embajada de E.E.U.U. y el apoyo del CCPA.
La muestra estará abierta hasta el 11 de setiembre, en el horario de Lunes a Viernes de 8:00 a 20:00 horas.
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CENTRO CULTURAL PARAGUAYO-AMERICANO
Dpto. Cultural
Tel. 021-224 831

viernes, 20 de agosto de 2010

BRANISLAVA SUSNIK - ALFARERÍA INDÍGENA / Fuente: ARTESANÍA INDÍGENA. ENSAYO ANALÍTICO, Imágenes: COLECCIÓN MUSEO ANDRÉS BARBERO.

ALFARERÍA INDÍGENA
Ensayo de BRANISLAVA SUSNIK
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )

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ALFARERÍA INDÍGENA
Merecen destacarse dos tipos de alfarería indígena en el Paraguay; la alfarería guaraní del Paraguay Oriental y la alfarería guaná-mbayá del Alto Paraguay; la primera es importante no sólo por su representatividad formal y ornamental, sino también por su caracterización identificadora etnocultural; la segunda constituye una simbiosis excepcional manufacturera, si bien limitada a una sociedad inter-étnico-cultural de los Mbayá-Guaycurúes y los Chané-Arawak.

En contraste con el apego a la manufactura cestera, los modernos Guaraníes abandonaron su tradicional alfarería; la "olla de hierro" y los modernos recipientes influyeron en una rápida adopción utilitaria, perdiendo muchas vasijas de uso festival su motivación funcional. Según el testimonio del P. Dobrizhoffer, los "Monteses" de Mbaé verá, asentados entre los ríos "Acaray y Monday, aún a mediados del siglo XVIII practicaban algún ocasional entierro en urnas funerarias. En la época colonial predominaba la cerámica pautada; empero, los "tavá-pueblos" y las reducciones seguían apoyando la simple alfarería utilitaria. El pueblo de Itá -hasta 1848 exclusivamente poblado por los Guaraníes transculturados-, era conocido por su producción alfarera; al respecto es interesante el testimonio de Félix de Azara: "Se distingue este pueblo de todos en ser la única fábrica de vasijas de barro que provee a toda la provincia y aún en paste a Santa Fé y Buenos Aires, no obstante de que su calidad es mediana y su duración poca. Sólo las mujeres se ocupan de esto los ratos que les permiten las faenas de la comunidad. El material es greda negra con alguna arena, que extraen de los valles y los lugares hondos, la cual a mano maceran con poca agua mezclándola una parte de polvos, que sacan del molimiento de vasijas rotas. Cuando la pasta está en estado hacen de ella como chorizo que enroscando a mano igualando con el revés de una concha los surcos o desigualdades. Para darles color rojo, deslíen en el agua una tierra como almazarrón (ocre rojo) que sacan de la inmediación del cerro de Acaay, y con ella bañan las vasijas que luego cuecen, cubriéndola de leña y dándole fuego. Desde luego pueden asegurarse que un solo alfarero haría más y mejores vasijas en un día que todo el Pueblo en muchos..." (Azara p. 21).' La mujer guaraní transculturada conservó la antigua técnica alfarera -pero no la forma-, y de esta manera obtenía alguna ventaja económica dentro de los límites comunales; una tal orientación de alfarería por necesidad y utilidad -en el ambiente criollo-rural y guaraní pueblerino-, no favorecía una imaginación artesanal propiamente dicha. En el valle de Aguará, antiguo pueblo guaraní de Altos, se encontró un enterratorio de ollas y fuentes; enteras y fragmentadas. Las ollas, altas unos 20 cents., con diámetro de 30 cents., con fondo convexo, son de color natural, las paredes a veces decoradas con algunas estrías irregulares o simples líneas incisas; llevan dos a cuatro asideras compactas, una adopción claramente colonial. Las fuentes, altas unos 15 cmts., con diámetro de 35 cents., tienen cantos ondulados, bañadas en rojo o llevando listas de ocre rojo, estrías profundas o con algún simple motivo fitomorfo.

Los antiguos Guaraníes eran excelentes alfareros, si bien sin descollar una variación formal a ornamental; los emigrantes Chiriguanos del siglo XVI conservaron hasta el siglo pasado sus "cobertizos-talleres" en sus comunidades para la manufacturación de las vasijas de uso festival. Practicando los antiguos Guaraníes el entierro en urnas funerarias, el hallazgo de grandes recipientes casi identifican -por su tipología formal y decorativa-; su dispersión pobladora. No todas las grandes "yapepó"- -ollas fuera de su use culinario-, servían de urnas funerarias; se usaban también para la preparación o el estoraje de aloja de maíz, especialmente de la primera cosecha coligada con el ritual de la primicia, y en ocasión del rito antropofágico; también en estos casos, las "yapepó" debían enterrarse por su función de "unicidad" festival. Para clasificar la cerámica guaraní conviene considerar su tipo ornamental como un medio ordenador; se destacan cuatro estilos: corrugado-inciso, acepillado, pintado simple o en motivos, e imbricado; en los hallazgos arqueológicos predominan los estilos inciso y pintado, ya que los pequeños recipientes, utilitarios o festivales, quedaron más fragmentados y dispersos.
El estilo corrugado-inciso caracteriza a la primera ola migratoria del "ava" amazónico que representa el estrato proto-mbyá-guaraní de cultura neolítica incipiente; según la tradición mitológica, el Avá-yapepó migrante habría usado la vasija-urna para su viaje al lugar post-mortem. El estilo corrugado interpreta la impresión digital directamente o ya usando una pequeña espátula, permitiendo el manejo libre de la superficie de la vasija. La técnica es siempre en espiral, con imposición de rodetes de barro; el interior de las vasijas se alisa cuidadosamente; el grosor de las paredes es generalmente de 1 cmt., ensanchándose algo hacia el fondo. Las grandes "yapepó", con el fondo pocas veces suficientemente plano para quedarse paradas, tienen una altura promedia de 45 a 80 cmts., correspondiendo a la misma casi el diámetro de la abertura; las variaciones de estas proporciones a veces caracterizan a los antiguos grupos regionales guaraníes. El máximo anchor de una yapepó -una se halla generalmente al terminar la segunda de las tres partes de la vasija desde el fondo; en dicha circunferencia se denota un canto pronunciado, a veces cortante o arredondeado, disminuyendo luego el anchor hacia el cuello; este, alto de 5 a 8 cmts., tiene bordes ligeramente ensanchados hacia afuera, pero no hay al respecto una pauta estable. Las tapas que se colocan sobre las urnas en forma de una cúpula chata, son simples vasijas-fuentes hondas, de uso común en las sociedades neolíticas que aprovechan ampliamente su alimentación a base de las plantas cultivadas; tales fuentes-tapas son altas de 15 a 25 cmts., anchas de 30 a 45 cmts., con el canto del borde generalmente poco pronunciado. También estas fuentes-tapas quedan cubiertas en toda su superficie con la ornamentación digital. En los enterratorios guaraníes se puede observar que los cráneos de los muertos -probablemente caídos en combate-, son cubiertos por tales fuentes-tapas; en este caso, algunas llevan en su superficie interior lisa algunas bandas pintadas de rojo de "urucú".

Las vasijas más pequeñas -del mismo estilo corrugado-digital-, de uso utilitario, tienen preferentemente la forma globular, el fondo algo achatado; la circunferencia, donde corre el máximo anchor de la vasija, es algo redondeada, pero nunca forma cantos pronunciados o cortantes como es usual en el estilo de las vasijas pintadas. En las regiones habitadas por los Guayráes y los Tapés era más frecuente -según los hallazgos-, la combinación de dos estilos, el digital en el cuello y el acepillado en el resto de la superficie, a veces con incisiones profundas. En el Paraguay Oriental, los hallazgos demuestran cierta preferencia por esta ornamentación decorada en la zona alto-paranaense y también ypanense de los antiguos Itatines.

En las pequeñas dádivas funerarias, potecitos altos unos 10 cmts., con diámetro de 6 cmts., o en escudillas-platillos, suele emplearse la ornamentación inguicular, esta siempre algo limitada a las superficies pequeñas; en tales vasijitas, puestas dentro de las urnas o sobre la tapa de las mismas, solían ponerse algunas piedrecillas de cuarzo, semillas de "yvaú" a otros elementos que pudieran "alegrar" el transito del alma del difunto.

El estilo de vasijas lisas y pintadas es también tipológicamente amazónico y caracteriza el estrato "cario" de la última ola inmigratoria del "avá", al parecer, ya con ciertas influencias alfareras de los Arawak. Las grandes "yapepó" o las urnas funerarias de este estilo se destacan por ser su altura siempre mayor que el diámetro máximo de las vasijas; por su tipo formal-distintivo se dividen en tres partes: la parte globular inferior hasta llegar a su circunferencia máxima, abarcando casi dos terceras partes de la vasija, es ornamentalmente simple, llevando algunas líneas paralelas incisas a modo de "acepillado"; la parte superior, destacada por un canto más o menos pronunciado, disminuyendo a la vez la circunferencia por entalles-cantos, es pintada ya simplemente con la caolina Blanca o diseños decorativos; el cuello de la vasija lleva un listón hundido, este generalmente pintado en rojo de ocre o "urucú" sea cual sea el diseño ornamental de la superficie. Las grandes fuentes culinarias y festivales, que servían también como "tapas" para las urnas, altas unos 20 cmts., no solían llevar la ornamentación en su superficie exterior -fuera del blanco de caolina-, pero sí en la interior, generalmente en bandas rojas en zig-zag sobre el fondo blanco de caolina. Las vasijas medianas y pequeñas -al parecer de carácter festival por su uso-, manifiestan formas más variadas, con una modelación más libre de la parte superior de la vasija, permitiendo una expresión individual de la mujer alfarera; el fondo suele ser plano o achatado. Tales vasijas suelen hallarse pintadas en blanco y rojo en su superficie -total o parcialmente-, pero no son frecuentes los motivos ornamentales, excepto si se trata de potecitos -dadivas funerarias o pequeñas escudillas-, estas últimas destinadas para agasajar con aloja de maíz a los shamanes, "caraí", andantes.

En el área "cario-guaraní", la ornamentación preferencial es de color rojo oscuro sobre el fondo blanco-amarillento; en el área paranaense y tapé-mbiazá predominan los diseños en amarillo y negro sobre un fondo rojizo-marrón oscuro o grisáceo, interviniendo el tipo de la greda usada. Entre los motivos decorativos se destacan por su frecuencia: listas sencillas de color alternado, bandas de ángulos encajados uno dentro del otro, líneas curvas o serpenteadas –especialmente en color rojo oscuro-, bandas cruzadas intermitentemente por líneas o puntos negros, bandas de motivos meándricos, corriendo a veces en dirección opuesta o bandas de líneas horizontales como abriéndose las hojuelas de flores, un motivo algo exclusivo del área tapé-mbiazá; no faltan simples motivos simétricos en zig-zag o líneas arqueadas interrumpidas por las verticales algo serpenteadas. Para la coloración, los Guaraníes se servían del mismo tinte el barro-tierra que usaban, el blanco de "tobatí", el rojo de "tapyla" y el negro de simple hollín. Conviene destacar que la ornamentación en diseños decorativos era más limitada en el área de las parcialidades del hoy Paraguay Oriental, en contraste con el alto índice entre los Paranaes, Uruguayeneses, Guayraes y Tapés. Los motivos ornamentales reflejan una básica transposición de la técnica del trenzado-cestería. El tipo ornamental se abandonó rápidamente, cuando los Guaraníes ya carecían de la debida motivación festival, siempre un gran estimulo competitivo.

En la cerámica de uso culinario predomina el simple acepillado, pasándose las espigas de maíz sobre la superficie aun fresca; en el sub-cuello -entre los Paranaenses especialmente-, tales vasijas llevan una banda ornamental, hecha la espátula de madera, presionándose en el sentido oblicuo. La ornamentación imbricada proviene de los hallazgos de la antiguas provincias de Ygañá y Aguapey, dando la impresión de la aplicación de un trenzado o del uso de un rodete dentado, cubriéndose la superficie de la vasija en bandas horizontales o verticales; el canto de las vasijas suele ser festoneado en tales casos. La cerámica imbricada coligase con el estilo de "Tacuara" sur brasileño, de origen peleo-amazónico.

Los Chiriguano-Guaraníes, que emigraron del Paraguay en el siglo XVI y subyugaron a los antiguas pobladores pre andinos Chané-Arawak, lucharon por su independencia sociopolítica hasta el siglo pasado; empero, si bien su cultura originaria obedecía a las pautas tradicionales guaraníes asimilaron algunos cambios por la influencia arawak y andina; esto puede observarse también en la alfarería; sin entrar en los detalles descriptivos, conviene destacar algunos elementos del cambio. Se manifestó un abierto desdoblamiento entre la alfarería culinaria chiriguana -manteniendo la antigua pauta de decoración en estilo de la ornamentación corrugada-digital-, y la abundante producción alfarera de vasijas destinadas para fines festivales, imponiéndose ya los nuevos patrones, formales, ornamentales y manufactureros de los Arawak andinizados; este hecho interpreta lo que sucedía en la plasmación sociocultural de los Chiriguano-Guaraníes: conservatismo en cuanto a los elementos básicos de su vivencia y, por otra parte, una rápida integración de "novedades" que pueden reafirmar el prestigio tribal del "ava". Precisamente en el campo de la alfarería, donde lo utilitario se mezcla con lo expresivo-festival y deja la libertad individual de la ceramista, puede comprenderse la integración conceptual del cambio cultural. Las vasijas culinarias, "yapepó", quedaron tipológicamente guaraníes, cubiertas total o parcialmente con impresiones digitales; las paredes son a veces acepilladas, pero en tal caso aparecen algunas hileras de protuberancias decorativas en la parte superior de las "yapepó", una característica chané-arawak; el cuello de las mismas es relativamente de pequeño diámetro, lo que implica la preferencia por la cocción de maíz en lugar de mandioca de los Mbyás Orientales. Las vasijas para servir la aloja de maíz en ocasión de grandes convites indican el estilo chané-arawak, son de forma globular, a veces con el canto pronunciado en el mediovientre, con o sin asas, de fondo generalmente plano. Para conferir a las vasijas el lustre-engobe, sírvense de una Mimosóidea ("taraviruti"), de color amarillo, o de la misma resina de Palo santo de color oscuro; de esta manera disminuye también la porosidad de las paredes de las vasijas. Los motivos más frecuentes en las vasijas festivales son los siguientes: a) triangulo en voluta, un elemento atacameño-andino; b) voluta doble en forma de una "S" horizontal, también de origen andino; c) espiral continuada, un motivo poco frecuente y casi limitado al área de Valle Grande de Santa Cruz; d) ángulos, triángulos, líneas en zig-zag, a veces en combinación con ángulos enlazados; e) triángulos isósceles y losanges concéntricas; f) bandas festoneadas; g) líneas interrumpidas con motivo reticulado. De esta manera, la alfarería chiriguana -en cuanto a sus vasijas de carácter festival-, ya no representa tradición guaraní alguna. Algunos motivos fitomorfos o antropomorfos que aparecen en la alfarería chiriguana ya se deben a simples fines de truenques; nunca integrándose a su propia cultura. El ejemplo chiriguano-guaraní explica la importancia de un factor sociocultural que llega a "orientar" o a "estimular" la expresión manufactural.

Los Eyiguayegi-Mabyá-Guaycurúes adoptaron -como todos los Chaqueños de cultura paleolítica originaria-, la alfarería de sus vecinos neolíticos; lograron sociopolíticamente avasallar a los Chané-Guana-Arawak, ya con algunas pautas culturales andizinadas, aprovechando las ventajas de su cultura económica. Los Mbayáes se volvieron en la época colonial ecuestres indomables, estructurando su sociedad por clases de "linajes sociales" y manifestando un ethos verdadero de una ostentación socio-ceremonial. Los convites de aloja, las fiestas de victoria-botín, las visitas interparciales y la misma lucha por el prestigio sociopolítico exigían, entre otras circunstancias también una "ostentación" representativa a través de las vasijas- recipientes; los "niyololas-vasallos", siervos Chané-Guana, hombres y mujeres, -originariamente excelentes alfareros-, prestaban sus servicios en las casas y comunidades cacicales mbayáes; por la misma orientación de sus "señores" Mbayáes lograron integrar a su estilo decorativo un interesante motivario fitomorfo- nunca zoomorfo o antropomorfo-, sirviéndose como "modelo", a veces, de las mismas casullas sacerdotales, obtenidas per los Mbayáes en ocasión de sus razzias botineras en el ambiente provincial. Se trata de una configuración de varios factores que acondicionaron el carácter peculiar de la "alfarería guaná-mbayá- dentro de las modalidades sudamericanas: influencias culturales diferentes, el ethos de una "ostentación" sociotribal y el trabajo de los Chané-Guanás, conocidos por su receptividad y difusión de elementos culturales.

La técnica para la manufacturación de las vasijas era la generalizada en espiral; de antiplástico preferido servía el coco triturado; como greda se usaba con preferencia el barro fino de los barrancos del Río Paraguay, de color gris-azuláceo. Siendo la vasija aún blanda, se delineaban los básicos motivos decorativos por medio de la presión de hilos de "caraguata" (Bromiliáceas), una de las principales características de la alfarería guaná-mbayá. La mujer tenía en la mano izquierda un cordoncillo de "caraguata" bien torcido y mojado; con el dedo índice de la otra mano iba imprimiendo las líneas derechas, quebradas, paralelas o cruzadas según el diseño proyectado. Delineados de esta manera los diseños, se secaban las vasijas primeramente en la sombra, luego al sol. Sobre las vasijas ya secas se pintaban las partes de color rojo, obtenido por la fricción de piedras de hematita. Seguía luego la cocción de vasijas por el fuego circundante; a las vasijas aun calientes se aplicaba la resina verde negruzca de Palo santo. Cuando las vasijas ya estaban del todo frías, se pasaba con un palito, provisto de un botón de algodón, la pasta de caolina Blanca por donde corrían las líneas impresas del hilo de "caraguata".

Por su tipología, las vasijas guaná-mbayá pueden clasificarse de la siguiente manera:
a) Simples cantaros para agua, de use diario, de forma globular, de 30 cmts. de altura y de diámetro, con el fondo preferentemente plano y con el cuello angosto en forma de un bulbo; la superficie es a veces pintada en rojo de hematita, llevando el cuello algunos motivos decorativos con la resina de Palo santo. b) Las vasijas de carácter festival, para el estoraje de aloja, también son globulares, llevan el fondo plano o convexo, en este caso puestas sobre un trípode de madera; el diámetro del cuello es de unos 10 cmts. La ornamentación es muy cuidadosa; la mitad superior del cuerpo de la vasija lleva motivos fitomorfos estilizados, generalmente con gran variación individual de las alfareras, pero el cuello lleva siempre motivos geométricos, siendo preferido el diseño escalonado. c) Las fuentes circulares, altas de 15 a 20 cmts., con el fondo ligeramente convexo, servían para los alimentos preparados a base de la harina de palma "namogóligi"; toda la superficie es cubierta con motivos exclusivamente geométricos, a veces con incrustaciones de abalorios o de planchitas de valvas de moluscos; en los cantos hay a veces perforaciones para poder suspender las vasijas. d) Los-platos-fuentes, de diámetros de 15 a 30 cmts., llevan una destacada ornamentación en su superficie exterior; son de forma circular o elíptica, a veces modelados con algunas proyecciones laterales; la ornamentación es en variadas estilizaciones geométricas y fitomorfas. e) Los pequeños potes cilíndricos se caracterizan por su base anular, en forma de "la luna creciente", según la mitología mbayá; en la juntura de su subcuerpo anular con el cuerpo del pote corre un ancho ribete en su parte inferior. La pared lleva motivos geométricos, pero el fondo sólo tiene pintadas algunas bandas lineales -interpretando el peinado de los hombres por su status socio-guerrero-, lo que indica que tales potes pequeños servían de dádivas funerarias. f) Es particularmente interesante el tipo de vasijas funerarias pequeñas, de diámetros máximo de unos 18 cmts. y una altura menor; el fondo es plano, llevando una perforación central; el cuello es cerrado, aplastado de un lado en forma de una curia; la ornamentación es siempre geométrica, solamente el cuello pintado en listas negras y motivos triangulares. Tales vasijas considerabanse como "la sede del alma" del muerto, probablemente de los "vigilantes" shamanes. g) Los pequeños cantarillos, ya con influencia criollo-colonial, tienen un anillo asidero y a veces dos picos-vertederos. Algunos cantarillos llevan apéndices zoomorfos o ya son modelados en un estilo ornitomorfo. Los apéndices zoomorfos imitan al mítico animal "opokomo", adornando, a veces, también a las vasijas-fuentes; la decoración plástica es muy ocasional en la alfarería guaná-mbayá, correlacionada probablemente con el complejo cerámico del Litoral del Paraná.

Cuando se aplican los motivos geométricos a las vasijas, la superficie se divide en campos de 3 por 4, 6 de 6 por 7 cmts., el motivo es el escalón simple, siguiéndose en orden alternado; el espacio intermedio se pinta en verduzco de resina de Palo santo; de esta manera se forman campos oposicionales con escalones pintados y otros marcados por la impresión de "caraguatá"; los Chaná-Arawak sufrieron, al parecer, la influencia del estilo de Tiahuanaco en su proto-hábitat pre andino. Los motivos fitomorfos, simples y estilizados, denotan plena influencia hispano-colonial; los Mbayáes eran culturalmente abiertos, con cierta tendencia imitadora hacia la expresión socioceremonial y estética. Los motivos estilizados muestran figuras curvilíneas, volutas, rectilineales con volutas o ya directamente en folia, éstas predominando en la alfarería Caduveo-Mbayá. La tipología ornamental de las vasijas festivales, geométrica o fitomorfa, puede compararse con los motivos aplicados en la pintura facial y corporal. Algunos motivos tienen un carácter mbayá exclusivo; así las bandas de líneas pintadas en negro verduzco en las bases anulares de las vasijas funerarias; las disposiciones de tales bandas pintadas interpretan el rapado de la cabeza en bandas según el status sociobiológico del hombre. El motivo del triángulo con prolongación forma parte de la "estrella" que suelen pintarse sobre sus espaldas los hombres Mbayás en ocasiones ceremoniales.

La alfarería guaná-mbayá, no obstante su peculiaridad formal y ornamental, nunca llegó a transmitirse a la manufactura criolla. Los Chané-Guanás formaban densos núcleos pobladores, desde la segunda mitad del siglo XVIII, en el Paraguay Oriental, hasta el Río Ypané y el pueblo de San Juan Nepomuceno; empero, no exigidos por sus "señores" Mbayáes en cuanto a la producción alfarera, limitándose a lo utilitario, y a veces, ellos misinos adoptando la alfarería criolla.

La alfarería de otros grupos Chaqueños es esencialmente utilitaria; había varios focos de difusion alfarera: el sub andino chané-chiriguano, importante para los Matacos, Chulupiés y Chorotis; el chané-arawak altoparaguayense, con influencia sobre los Mbayá-Guaycurúes y los Maskoy; el xarayense del Alto Paraguay, importante por la difusión alfarera paleoamazónica; el litoral -paranaense que conjugaba las tendencias amazónicas y andina, con influencia sobre los pueblos canoeros pescadores del Rio Paraguay; y finalmente el foco difusional de los Guaraníes. No obstante esta potencial periferia cultural, los Chaqueños adoptaron la alfarería según su pauta de un utilitarismo inmediato, quedándole ajena una valoración expresivo-estética.

La técnica empleada por los Chaqueños es también en espiral: de anti plásticos sirven los fragmentos triturados de vasijas rotas; huesos molidos o el mismo carbón vegetal. La selección del barro es generalmente cuidadosa ya que de esto dependía una duración mayor de las vasijas; los Chaqueños hasta hoy día justifican su abandono de la alfarería por la falta de una greda adecuada. Para alisar la superficie se sirven de valvas de moluscos o de pequeños palillos de madera, cuidándose más la parte interior que la exterior de los recipientes. La vasija recién modelada, sécase primeramente al sol, pasando luego por la cocción con el fuego circundante; no se aplica por lo general resina alguna para disminuir la porosidad de las paredes.

Los cántaros para transportar y guardar agua -un elemento de difusión andina-, son los recipientes más importantes para los Chaqueños, éstos siempre dependientes de la provisi6n de agua. Los cántaros tienen la forma ovoide, altura hasta unos 30 cents., un cuello muy corto y angosto de apenas unos 4 cents.; el fondo es ligeramente convexo. A la altura del medio cuerpo del cántaro hay dos asas, puestas con preferencia en el sentido vertical, perforadas para poder traspasar el cordón de "caraguatá", asegurado, para no deslizarse, por un pequeño entalle que corre en la misma altura de las asas; la mujer, exclusiva portadora de cántaros, ataja dicho cordón por la frente apoyándose la vasija sobre su espalda. Entre los Chulupíes, Chorotis y Tapietés hay también cantaros sin asas, debiendo ya transportarse en redes de "caraguata", una costumbre muy difundida entre los Chanés sub andinos. Entre los Chamacocos y los Ayoweo-Moros, la alfarería es muy limitada; los cántaros, pequeños, de forma esferoide, sin asas, con cuello muy angosto y el fondo casi puntiagudo, indican la influencia periférica del área Chiquitana. Los Chamacocos aplican al cántaro aun caliente la resina de Palo santo por toda la superficie, penetrando ésta en las paredes, previniendo la porosidad y dando a la vasija un aspecto de negro brillante.

Además de los cántaros, los Chaqueños adoptaron también algunas ollas para la cocción, generalmente pequeñas, destinadas para cocinar raíces y frutas silvestres que exigen un tratamiento prolongado por contener substancias tóxicas que deben eliminarse; la adopción de estas pequeñas ollas permitía un aprovechamiento más intensivo de la recolección por una parte, y por otra, permitía la preparación de las "sopas" de menudencias de animales silvestres, lo que beneficiaba –dentro del régimen económico-distributivo indígena, a hombres y mujeres "viejos". La forma de estas ollas es generalmente semiglobular, con base plana o ligeramente convexa; suelen llevar dos asas perforadas o simples perforaciones en el canto superior para traspasar el cordón de "caraguatá" y poder suspenderlas sobre el fuego.

Entre los Chulupíes y Chorotis del área pilcomayense se introdujeron las ollas del tipo chiriguano-chané, con cuellos relativamente anchos; conviene tener presente que los Chulupíes prestaban más atención al cultivo; funcionalmente, el cultivo y la olla siempre son dos elementos asociados.

La olla de barro cocido servía también de "olla-tambor", de clara difusión andina; sobre la olla, medio llenada con agua, se extendía la piel de venado, asegurada por medio del cordón de "caraguatá"; la misma palabra que designa a la "olla" como vasija, también interpreta el tambor como instrumento musical. Entre los Chulupíes y los Lenguas-Maskoy era comunes también las fuentes cilíndricas, a veces ornamentadas, destinadas para servir alimentos a base de harina vegetal; los vecinos Chanés era los difusores del uso de tales fuentes, generalmente de carácter festival. Nunca faltaban antes pequeños cantarillos, por lo general sin asas, usados por los cazadores para llevar agua durante sus prolongadas cacerías. Menos difundidas eran pequeñas escudillas de uso individual o ya para guardar tinturas, obtenidas de substancias vegetales.

La ornamentación pintada se reducía siempre a la ocasional aplicación de simples diseños por medio de la resina de Palo santo de color verde-negruzco; para hacer diseños, nunca estilizados, servían simples palillos de madera o las plumas de pájaros. En los motivos ornamentales observase cierta pauta preferencial: los Chulupíes prefieren el diseño de círculos en cántaros y fuentes, los Lenguas y los Makás, el diseño de líneas segmentadas en hilera, los antiguos "Machicui" en forma de un "6"; generalmente tales diseños correlaciónanse con las "marcas" tribales que se manifiestan en el tatuaje o en la pintura facial; predomina la identificación sociotribal sobre la expresión simplemente estética. La ornamentación plástica era excepcional entre los Chaqueños, reduciéndose a algunos ribetes o hileras de protuberancias aplicadas, como entre los Chulupíes y los Tobas occidentales, siendo manifiesta la influencia chanée pre-andina; algunos grupos étnicos Matacos del área pilcomayense adoptaron parcialmente la ornamentación por impresión digital de origen chiriguano -guaraní.

La olla de hierro desplazo rápidamente a las antiguas ollas de barro cocido, interviniendo el proceso del cambio alimenticio; los obrajes, las estancias y las empresas tanineras en el Alto Paraguay promovieron un rápido trueque de "ollas de hierro" por "el trabajo de hacheros". Se conservo por más tiempo la producción de cántaros para agua, por su utilidad y también por un cierto apego tradicional; empero, al iniciarse el desplazamiento tribal y parcial en busca de nuevas ventajas subsistenciales, abandonábase paulatinamente la antigua alfarería, imponiéndose la moderna "latería".

La producción alfarera de los Payaguaes presenta dos diferentes orientaciones: la alfarería adoptada y necesaria para sus propios fines y la adaptada al estilo criollo con simple intención de venta-trueque, una actitud propia de los pragmáticos canoeros-truequistas. Entre los Payaguaes predomina la así llamada "alfarería gruesa", especialmente tratándose de grandes vasijas campanuliformes; es una prueba evidente de la correlación con la alfarería de la zona anegadiza del litoral del río Paraná; el grosor de las paredes alcanza, a veces, unos 2,50 cmts. Las vasijas campanuliformes, de factura algo tosca, son altas unos 70 cents., con el diámetro de 60 cents., en el canto suelen llevar dos o tres hileras de impresiones digitales o ya hechas con palitos redondeados; es una burda imitación del estilo ornamental protombyá-guaraní; la superficie grande de las paredes es marcada por líneas incisas, paralelas y diagonales, a veces profundas a manera de surcos. Tales vasijas no tienen esencialmente una función práctica; suelen cubrirse con ellas los cráneos de los muertos; éstos enterrados en posición flexionada solamente hasta el cuello; las pequeñas islas del río Paraguay eran verdaderos enterratorios de los Payaguaes. Como dádivas funerarias deben considerarse también algunos cántaros -con el cuello más ancho de lo habitual entre los Chaqueños-, generalmente con un o más perforaciones en el mismo cuello, interpretando el concepto de "salida y entrada" de las almas de los muertos para sentir "el sol, el viento y el agua del río", la vivencia tradicional de los canoeros-pescadores-piratas. Algunas vasijas tendrían según el P. Sánchez Labrador, misionero de los Mbayáes del siglo XVIII-, apéndices -asideras en forma de hacha o-mano de almirez, otra prueba de la correlación con el complejo litoral -paranaense. Las vasijas medianas, altas unos 40 cents., de forma campanuliforme, con una perforación en su fondo, se destinaban para destilar la sal de la ribera "salinera" del río Paraguay. Desde la segunda mitad del siglo XVIII, cuando los Payaguaes, perdiendo su "libertad y dominio del río Paraguay", acercándose al ambiente blanco, ellas adoptaron la manufacturación criolla -incluyendo la cocción de vasijas en horno-, vendiendo vasijas y botijones, si bien simultáneamente integrando a su propia economía la "olla de hierro" y cualquier recipiente "de necesidad inmediata". Son dos aspectos que pueden explicar la artesanía indígena en su realidad: la manufacturación por utilidad y expresión cultural auténtica, y la manufacturación de ventaja, disociándose la cultura vivencial de los indígenas, predominando el pragmatismo adaptativo; es un problema esencial de la verdadera deculturación por una parte, y por la otra, el afán integrador de los indígenas a la nueva realidad socio-económica.

Los Mbyá-Guaraníes, limitando su alfarería a algunos cantarillos -con enlaces en "gwembepí"-, no se olvidaron de sus "petyngwá-pipas" de barro cocido, de forma angular, llevando en su parte anterior una cresta modelada, con un agujero en el centro para traspasar el cordoncillo. También en los hallazgos arqueológicos de los antiguos Guaraníes se encuentran las pipas de barro cocido, de forma angular simple la pipa no debía faltar en ocasiones ceremoniales, considerándose como un "instrumento" shamánico como el tabaco "la propiedad" de los "ñanderú". Los Chiripá-Guaraníes prefieren las pipas hechas de madera de "arasá", un motivo coligado con el mítico "señor arbóreo".

Los Aché-Guayakíes adoptaron de los Guaraníes la manufacturación de pequeñas vasijas, "kára kymirí"; son de altura y de diámetro pequeñas, de 15 a 20 cents., de forma algo ovoide, con el fondo algo puntiagudo, modeladas a mano en forma de alguna fruta como el coco, por ejemplo; se usa el barro negro con residuos de substancias vegetales a modo de antiplástico; todas las vasijitas, por ende, son de color negro, muy resquebrajable y sin ornamentación alguna; sirven para calentar la cera de miel y "tapia-gordura" de las larvas. Según la tradición, los Achés usaban antes también "mo-kára -vachú", un recipiente alto, pero de diámetro reducido -del tipo kainganggé-, para el estoraje de la aloja de meollo de palma. Los típicos elementos culturales de carácter neolítico, incluyendo la alfarería, nunca caracterizaban el complejo sociocultural de los Guayakíes; les son comunes los recipientes no cerámicos como "deity"; con tiras de "takwarembó" o con hojas ensiformes de otras plantas hacen el cesto, recubriéndolo luego con cera negra mezclada con carbón para impermeabilizarlo y usarlo de recipiente para agua o para miel.
VASIJAS CULINARIAS. CHIRIGUANO-GUARANÍES.
COLECCIÓN MUSEO ANDRÉS BARBERO


PIPAS DE BARRO COCIDO, PETYNGWA. MBYÁ-GUARANÍ
COLECCIÓN MUSEO ANDRÉS BARBERO


VASIJAS DEL TIPO FESTIVAL; EN EL MEDIO EL TAZÓN,
CON ORNAMENTACIÓN EN SU INTERIOR
COLECCIÓN MUSEO ANDRÉS BARBERO


VASIJA DEL TIPO LISO-PINTADO; GUARANÍ
COLECCIÓN MUSEO ANDRÉS BARBERO
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Fuente:
ARTESANÍA INDÍGENA. ENSAYO ANALÍTICO
Obra de BRANISLAVA SUSNIK
© BRANISLAVA SUSNIK – FUNDACIÓN LA PIEDAD
© Editorial El Lector,
Director Editorial: Pablo León Burían
Tapa: ROBERTO GOIRIZ,
Composición y armado: Fátima Benítez,
Fotos: HOMERO SOLALINDE,
Asunción – Paraguay,
1998 (145 páginas).

jueves, 19 de agosto de 2010

BRANISLAVA SUSNIK - CESTERÍA INDÍGENA / Fuente: ARTESANÍA INDÍGENA. ENSAYO ANALÍTICO, Imágenes: COLECCIÓN MUSEO ANDRÉS BARBERO.

CESTERÍA INDÍGENA
Ensayo de BRANISLAVA SUSNIK
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CESTERÍA
La cestería caracteriza a los pueblos cultivadores del área tropical, en pleno contraste con el área chaqueña, donde predomina, funcional y ornamentalmente, la bolsa en labor de red de fibras de "caraguatá". Los antiguos Guaraníes manufacturaban cestos por simple necesidad inmediata o ya cestos más duraderos con alguna expresión ornamental. Entre los modernos Guaraníes pueden observarse tres tipos de cestos: el "ayaka" de los Mbyás, el "yru agwé" de los Chiripás y el "mynakũ/panakú" de los Pañ-Tavyterã; el "ayaka" representa un típico cesto de difusión pan-amazónica. En las antiguas aldeas de los Guaraníes, el cesto, la criba y el "tipiti", estrujador de la mandíoca amarga, simbolizan el verdadero "aguiyé-bienestar" subsistencial.

Para confeccionar el cesto "ayaká", los Mbyás emplean las tiras de "takwarembó" (Chusquea ramosissima), anchas unos 5 milímetros, y la corteza de "gwembepi" (Phylodendron), cuando quieren tener cestos ornamentados. La técnica es un simple entretejido tupido; la forma es casi cilíndrica, con algo de ensanche hacia arriba; unos listones de caña se colocan como refuerzo por debajo del fondo del cesto, subiendo por la parte exterior y luego bajando por la interior hasta la mitad de la altura del cesto; el borde suele reforzarse con el listón de "agwaí" y recubrirse con las tiras de "gwembepí"; el tamaño de cestos varía según su función. La ornamentación en la cestería es una de las más abiertas expresiones estéticas de los Mbyá-Guaraníes -estos tradicionalmente más cesteros que ceramistas-, en cuanto la misma técnica y la materia empleada, "takwarembó" y "gwembepí" negro, permiten las variaciones. El mismo "señor de la roza, de la tierra nueva", el Yakairá, usaría, según la tradición mitológica, el "ayaká", ornamentado. En los cestos representativos, de unos 40 cmts. de altura, corre bajo el borde superior una franja de 10 cmts. de ancho, en la que alternan las tiras de "takwarembó" y de "gwembepí" a modo de formar losanges negras; el interior de la losange se llena de cuadritos negros y blancos a manera de un damero. Los cestos más pequeños tienen toda la superficie ornamentada con motivos geométricos diferentes, losanges, líneas triangulares, a veces hexágonos o paralelogramos, predominando una disposición asimétrica, a veces una expresión individual del hombre cestero. El mismo tipo de "ayaká" tenía a veces la forma circular, de 20 cmts. de altura y diámetro, con la tapa correspondiente, y siempre con una profusa ornamentación entre "takwarembó" y "gwembepí"; según la tradición, tales cestillos podían servir para guardar los adornos plumarios o ya para los huesos de las criaturas muertas en espera de una "nueva vida". Los Mbyás siempre siguieron apegados a este tipo cestero-ornamental; llegaron a revestir en tal técnica rebenques, mazas, mangos de escoba y cualquier objeto de madera; y también adoptaron nuevas formas de cestos y cestillos por simples fines de truenque. No obstante, el tipo de "ayaká" nunca llegó a integrarse a la artesanía criolla, quedando una expresión étnico-artesanal de los Mbyá-Guaraníes.

El cesto "yru'agwé" de los Chiripás es más utilitario y de poca duración; se trata de una modalidad cestera propia de los Chiripás --éstos siendo antiguamente más ceramistas que cesteros--; por otra parte hay que tener presente el factor del proceso de deculturación, cuando se imponen técnicas y formas más simples. El "yru-agwé" es hecho de hojas pinadas de la palma pindó (Cocus Romanzoffianum), de forma algo triangular; la materia prima determina la técnica del entretejido diagonal; el ranquis de la hoja sirve de canto del cesto, reforzando, a veces, con las tiras de "gwembepí”; las hojuelas del fondo del cesto se recogen en una trenza interior o exterior, pasando hasta la mitad de la altura del cesto. Los hojuelas se entrepasan de dos por dos, pero unos 10 cmts. antes de reunirse en la trenza del fondo, el entretejido abarca una sola hojuela, formando el así llamado "tatú rape", el camino del "tatú", que da una mayor solidez al fondo. Los pequeños cestillos triangulares, siempre de hojas pinadas de "pindó", servían de estuches para guardar plumas para los adornos plumarios.

Entre los Pañ-Tavyterã, el cesto más común es "mynakũ/panakú", de una sola hoja de palma, correspondiendo al tipo de cestos elongados para transportar cargas de los Itatines-Guarayos antiguos. Se conserva la tradición del tipo cestero "ayaká", si bien éste ya no constituye una expresión artesanal Pañ-Guaraní. Los emigrantes Chiriguanos del siglo XVI abandonaron la tradicional cestería guaraní, debiendo adaptarse al nuevo hábitat andino y asimilando las pautas chané-arawak pre-andinas.

Todos los Guaraníes prestan mucha atención a las cribas, "yrupé", un elemento infaltable en las antigua casas comunales para tamizar la harina de mandioca, maíz y hasta de meollo de palma; se confeccionan con las tiras de "takwarembó", entramándose las tiras de dos por dos, más o menos distanciales; de cerco sirve un listón de madera liviana, entre los Mbyás ornamentando con el revestimiento de "gwembepí".

En la misma técnica de entretejido de "takwarembó" se manufacturaban los "tapití", los estuches enlogados, que servían para estrujar la mandioca brava, eliminar su substancia venenosa y preparar la tradicional "harina" de mandioca, uno de los elementos subsistenciales de las sociedades neolíticas. La imposición de la mandioca "dulce", sea dentro del ambiente subsistencial de los Guaraníes coloniales, o ya por simple adaptación utilitaria de los "Guaraníes Monteses", influyó en el abandono del "tapití", una antigua expresión del cultivo guaraní de mandioca amarga (Manihot utilísima).

Los grandes cestos de los Aché-Guayakiés, "náko", se confeccionan en la técnica de entretejido diagonal de una hoja de palma "pindó", sirviendo el ranquis de la hoja de armazón, acondicionando de esta manera la forma de una "U" del mismo cesto; las hojuelas de una mitad de la hoja abarcan siempre dos hojuelas de la otra mitad. La parte posterior termina en forma de un abanico que, plegándose, forma una "tapadera". Cada cesto tiene una banda ancha de 15 a 20 cmts., de forma elipsoidal, hecha en un entramado de fibras de "samuhú" (Ceiba pubiflora) o de fibras sacadas de la parte baja del mismo raquis de "pindó"; la mujer guayakí se pone esta banda, "nakochá", sobre la cabeza, quedando la parte del cesto apoyada sobre su espalda.

Los cazadores guayakíes siempre poseen sus "pepó yawa", estuches trenzados de hojas de palma "pindó" para guardar las plumas. No faltan las esteras "pindó kyrabwé"; un borde lo constituye el raquis de la hoja, el borde opuesto se afirma con el trenzado de las hojuelas. Las "kromi-piá", las bandas de forma elipsoide, para llevar a criaturas, son manufacturadas en técnica del trenzado de hilo doble, empleándose con preferencia las fibras de Ceiba pubiflora. La mujer guayakí de más prestigio socio-laboral suele destacarse como la cestera de "mano leñosa".

El tipo de la cestería guaraní no se integró a la artesanía criolla, lo que es comprensible a causa de la misma manera de "llevar carga"; en la época histórica exigíase el "trabajo" del Guaraní; la simbiosis culturo-artesanal sujetábase a las pautas utilitarias de la sociedad colonial por una parte, y por otra, vióse afectada por las propias consecuencias psicológicas de los "indios" deculturados y asimismo des-socializados; los Guaraníes "Monteses" libres seguían con su módulo subsistencial y manufactural; la ornamentación del "ayaká" es una expresión ornamental guaraní y no falta una competencia individual dentro del mismo "ñandéva" comunitario. Por otra parte, los Mbyás -e históricamente también los Chiripás y los Pañ-Tavyterãs-, adoptaron la confección de sombreros, nunca para su uso, sino para algún trueque beneficioso; se trata de elemento cultural por la difusión jesuítico-misional. Interesante es la aplicación de la antigua técnica del trenzado y la ornamentación. Se hacían sombreros de una paja especial, parecida a la fibra de "pindó". La confección empieza por el centro de la copa con un pequeño disco de calabaza con sus agujeros alrededor; de los mismos se atan las tiras de "gwembepí", con las cuales van envolviéndose y asegurando los manojillos de la mencionada paja, llevándose en espiral. De esta manera, el sombrero tiene un color básico amarillo, rayado de negro de "gwembepí". Eran frecuentes también los sombreros simples, hechos solamente de tiras de "gwembepí".
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CESTO "AYAKÁ", MBYÁ-GUARANÍES,
COLECCIÓN MUSEO ANDRÉS BARBERO


SOMBREROS EN LA ANTIGUA TÉCNICA DEL TRENZADO: MBYÁ.
COLECCIÓN MUSEO ANDRÉS BARBERO


CESTO CON LA BANDA; ACHÉ-GUAYAKÍ.
COLECCIÓN MUSEO ANDRÉS BARBERO



CESTILLOS REDONDOS; MBYÁ-GUARANÍES.
COLECCIÓN MUSEO ANDRÉS BARBERO.
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Fuente:

ARTESANÍA INDÍGENA. ENSAYO ANALÍTICO
Obra de BRANISLAVA SUSNIK
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
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© BRANISLAVA SUSNIK – FUNDACIÓN LA PIEDAD
© Editorial El Lector,
Director Editorial: Pablo León Burían
Tapa: ROBERTO GOIRIZ,
Composición y armado: Fátima Benítez,
Fotos: HOMERO SOLALINDE,
Asunción – Paraguay, 1998 (145 páginas).

martes, 17 de agosto de 2010

VIRIATO DÍAZ-PÉREZ - JUAN A. SAMUDIO, UN ARTISTA PARAGUAYO / Fuente: DE ARTE. Ensayos de VIRIATO DÍAZ-PÉREZ

JUAN A. SAMUDIO
UN ARTISTA PARAGUAYO
Ensayos de
VIRIATO DÍAZ-PÉREZ
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
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JUAN A. SAMUDIO
UN ARTISTA PARAGUAYO
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«Athinæ» no es sólo una buena Revista de arte de la Argentina, sino la mejor en su género que aparece en las repúblicas del Plata. Es una importante publicación en Buenos Aires y lo sería igual en París, Madrid o Roma. Su director el infatigable luchador MARIO A. CANALE es un crítico prestigioso y artista exquisito que en poco tiempo ha logrado alcanzar el justo renombre de que goza dentro y fuera de su país.
En las selectas páginas de «Athinæ», adornadas con láminas y grabados, han aparecido trabajos de los mejores críticos argentinos y europeos desde los de Schiaffino y Daireaux, hasta los de Camile Mauclair y Maeztu... Algunos de ellos han versado sobre el arte en el Paraguay. Y el que hoy motiva estas líneas está consagrado al señor Samudio, del cual se reproducen en magníficos fotograbados algunos cuadros.
En cuanto al autor de la crítica, el doctor Viriato Díaz-Pérez está de más encarecer su competencia en cosas de arte. La misma Revista «Athinæ» dice del distinguido colaborador de El Diario, lo siguiente:
«De modo fácil y sencillo el doctor Díaz-Pérez expresa en sus artículos la profundidad de sus estudios, que son testimonio fiel de su cultura artística y su temperamento de crítico.
De las suavidades es familiar; sus críticas son palabras de aliento y de consejos, si pueden ser útiles; son agudas cuando lo requieren las circunstancias del estudio analítico y todo encierra una absoluta libertad de opinión.
El doctor Viriato Díaz-Pérez vive y estudia en el Paraguay; es autor de trozos de crítica concienzuda, de folletos y de libros de arte. Para «Athinæ» escribirá desde el suelo paraguayo, hablará del movinmiento de arte en esa nación.
Pertenece a la familia de don Juan Silvano Godoy, fundador del Museo de Bellas Artes, director general de la Biblioteca y Archivo de la Nación».
*. El Diario, 5 de enero, 1911
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Obra: “NOCHE DE LUNA”
(Exposición Internacional de Buenos Aires, 1910)
Propiedad MUSEO NACIONAL, Asunción
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JUAN A. SAMUDIO - UN IMPRESIONISTA PARAGUAYO
Juan A. Samudio es un laborador personalísimo; de alma moderna, advenido al arte por azar, en el Paraguay. Tal como es, habiendo surgido en otro medio, donde pudiese revelar sin escándalo sus aptitudes, habría sido ya ensalzado su temperamento exótico, descentrado y aun incomprensible en su país. Pues apenas existe arte en el Paraguay; apenas artistas, y si hay un Museo, es de creación particular. Samudio, pues, brota esporádicamente, en semejante medio. Sin apenas conocer la paleta, fue a Europa y estudió. Conoció Italia, España y Francia y arrastrado por las irresistibles corrientes de la modernidad revolucionaria, ingresó en las filas de ese arte idealista, que para muchos es el arte del porvenir. Samudio es impresionista a su manera.
En 1906 exponía en Roma. Y Francesco Badi hablaba con sorpresa de este sudamericano ignorado. Y decía en L'Avanti: «digno intérprete de las modernas tendencias, J. A. Samudio, es un joven artista que expone por primera vez en Roma: un cuadro de pequeñas dimensiones, «Chioggia» firmado con tres simples iniciales J. A. S.».
Es Samudio, un concentrado, un silencioso escrutador de los matices menos brillantes y más anímicos de la naturaleza; un laborador que trabaja más para él que para los demás; que expone en Roma un cuadro notable «con tres simples iniciales» y que hoy hace arte en el Paraguay para un público que todavía no ha llegado al país...
En la Exposición Internacional de Buenos Aires, ha presentado un lienzo osado e interesantísimo: «Noche de Luna» y otro «Fuente Canónica» de los que se ha ocupado la crítica. La primera obra (que ha obtenido medalla de bronce) es un atrevido nocturno, sentido y ejecutado magistralmente. Es curioso este estudio, cuya melancólica tonalidad azulosa impresiona singularmente. Dijo, hablando de él, La Prensa: «apreciamos la seriedad del estudio y esmero inteligente, a los cuales es debido el efecto felizmente logrado». Y pudo haber añadido: «su técnica, que es la de un perseguidor de las nuevas fórmulas, con ser acertada, no lo es más que la exquisita idealidad a la cual sirve de vehículo...».
El lienzo «Noche de Luna», hoy pertenece al Museo de Asunción y habrán de transcurrir luengos años antes que se le aparezcan rivales paraguayos.
Juan A. Samudio, no es un artista de su país, es una promesa del arte rioplatense.
VIRIATO DÍAZ-PÉREZ
Asunción, agosto 1910.
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Obra: “CHIOGGIA”
(Exposición Internacional de Roma, 1906)

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DESAPARICIÓN DE J. A. SAMUDIO *
DISCURSO DEL PROF. DR. VIRIATO DÍAZ-PÉREZ
Con la desaparición de Juan A. Samudio, el Paraguay pierde uno de los más interesantes representantes del arte nacional de los momentos iniciales.
Aún habiéndonos abandonado el malogrado artista en la plenitud de su vida, le corresponde el honor de haber contribuido a la cruzada artística inaugural en nuestro ambiente en el que, por extraordinario que ello pueda hoy parecer, hace algunos lustros no existía una Pinacoteca ni una Academia de Bellas Artes.
Fue en Mayo de 1908 cuando pudieron ser inauguradas ambas instituciones de cultura. E instalose la primera Academia de Bellas Artes, en brillante acto, en el cual fue presentado el bloque pictórico de los primeros artistas paraguayos. Era uno de ellos Juan A. Samudio. Acababa de llegar de Europa donde captara atisbos felicísimos de arte nuevo.
Samudio conoció Italia, España, Francia. Y arrastrado por las corrientes, en aquellas horas aún modernas del impresionismo, se hizo su técnica, más cercana de la actual que del pasado.
En 1906 exponía en Roma y el crítico Francesco Badi hablaba con sorpresa de este sudamericano ignorado. Y decía en L'Avanti: «digno intérprete de las modernas tendencias J. A. Samudio es un joven artista que por primera vez expone en Roma; expone un cuadro de pequeñas dimensiones «Chioggia» firmado con tres iniciales».
Estos comienzos fueron simbólicos en la vida modesta de Samudio, que era un concentrado, un silencioso, un escrutador de los matices menos brillantes pero más anímicos de la naturaleza.
El gran esteta que fue JUANSILVANO GODOY, creador y fundador del Museo de Bellas Artes, describía al artista diciendo: «en el temperamento suave, ecuánime, bondadoso, profundamente modesto de Samudio creemos presentir a alguien que se asemejase a un precursor cuyo cincel agitado por las inconsciencias del ingenio, fuese capaz de fijar en los cambiantes de luz, una escuela original, apta para interpretar nuestra lujuriosa y perfumada naturaleza».
Samudio continuó su cruzada en el Paraguay silenciosamente y trabajosamente, en medio de las hasta hoy inevitables indiferencias de diversos órdenes que todos conocemos.
Contribuyó empero a difundir elogiosamente el nombre de su patria, en las distintas exposiciones internacionales a que concurrió; en Buenos Aires, en Río, en Montevideo...
En la Internacional de Buenos Aires de 1910, presentaba sus lienzos osados e interesantes «Noche de luna» y «Fuente Canónica». El primero obtenía medalla de bronce. Otras medallas fueron justos homenajes a sus obras en concursos posteriores. Algunas de sus obras figuran en selectas galerías particulares nacionales y extranjeras, y en algunos museos. En el de Asunción se conserva su maravillosa «NOCHE DE LUNA» y otros lienzos. Desaparecido Samudio, el arte patrio pierde una de sus figuras representativas. En nombre del Museo de Bellas Artes, traigo la expresión del dolor que los amantes del arte experimentamos, expresión de profunda condolencia ante la desaparición del artista meritorio y justamente de todos admirado y querido.
*. «Hoy», 21 abril, 1936.
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(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE ARTES del
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Fuente: DE ARTE
Ensayos de
VIRIATO DÍAZ-PÉREZ
© RODRIGO DÍAZ-PÉREZ
Presentación del autor por
MANUEL DOMÍNGUEZ y
JUAN E. O’LEARY
Luis Ripoll-Editor
Palma de Mallorca – España
1982 (204 páginas)
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