(Enlace a datos biográficos y obras)
Editado con los auspicios del FONDEC,
Asunción, 2002
( A LA MEMORIA DE CARLO PERINETTI 1867-1936 )
.
** Última Estación es un recorrido por los casi 400 km de vía del tren a vapor en Paraguay. Las fotografías fueron tomadas entre 1990 y 1991, período en que las vías ya marcaban claramente su lento camino a la desaparición. A lo largo de los tramos entre las ciudades de Asunción y Encarnación, más el ramal San Salvador-Abaí, la cámara se detiene prioritariamente en los rostros de pasajeros y ferroviarios, principales testigos de la decadencia del tren, y en la vida que se genera a lo largo del trayecto. La cámara utilizada en este ensayo fue de 35mm y la película, Tri-X. ( Última Estación is a tour through the almost 400 km of the steam train's railroad in Paraguay. The photographs were taken between 1989 and 1991, time in which the railroads already showed their slow way to extinction. Throughout the roads between the cities of Asunción and Encarnación, plus the road San Salvador-Abaí, the camera mainly captured the faces of passengers and railroad workers, main witnesses of the train's decadence, and the life that is generated throughout the tracks. The camera that was used for this essay was a 35mm and the film was Tri-X ).
.
Última Estación
Este texto se publicó en el libro
Este texto se publicó en el libro
Última Estación de Carlos Bittar.
La introducción del autor se refieren al
ensayo fotográfico en blanco y negro
del tren a vapor en Paraguay
.
** Este libro es esencialmente de fotografías, lo cual no implica un libro con fotos, donde estas sirvan de ilustración o soporte de un texto, sino está escrito con fotografías. Ésta es la protagonista; las imágenes han sido seleccionadas, editadas y secuenciadas formando una unidad que posibilite una lectura gráfica de la vida del tren en un tiempo y espacio acotado. La edición fotográfica sigue una secuencia que recrea la partida y llegada del tren, y que en su andar la cámara se detiene a mirar los pasajeros y ferroviarios, las estaciones y el taller de Sapucai. Cada fotografía lleva un breve comentario, que versa mas bien sobre las cosas que me recuerdan dicha imagen, antes que una explicación de la foto en sí. Porque, para mí, las fotografías hablan por sí mismas, mientras que el texto corre paralelamente.
** El libro se enmarca dentro del género de la fotografía documental, en donde el tema es el tren a vapor en Paraguay; las fotos se tomaron entre setiembre de 1990 y diciembre de 1991 a lo largo de la vía que va de Asunción a Encarnación, más el ramal de San Salvador-Abaí. En ese tiempo, corría regularmente el tren de pasajeros en todo su trayecto; hoy esto ya pertenece al pasado. Actualmente, el tren de pasajeros sólo va de Asunción a Ypacaraí una vez por semana; pero se lo sigue utilizando para transportar cargas o turistas ocasionalmente.
** En mis viajes, cuando mis pensamientos no se conectaban con la cámara, tenía el presentimiento que algún día, en un futuro no muy lejano el tren de pasajeros no correría más; esto no hacía más que acentuar mi obsesión en seguir gatillando mi cámara. Al viajar con frecuencia, deducir que el sistema estaba en agonía no fue difícil. El tren de pasajeros prestaba un pésimo servicio en horarios como también por su lentitud, este necesitaba cada vez más tiempo para llegar de un punto a otro. Por ejemplo, el trayecto Asunción-Encarnación lo hacía en veinte horas, el doble del tiempo que hace cincuenta años, en el mejor de los casos, en el peor ni siquiera llegaba a destino. Esto obedecía a algún descarrilamiento por culpa del mal estado de los durmientes.
** Debo confesar que por tales percances permanecí más tiempo en la vía y esto posibilitó más y mejores fotos, llamo mejores a aquellas con las cuales me encariñé. Obviamente al no tener ningún destino me llenaba de alegría los descarrilamientos, no así al resto de la tripulación que luego de la sorpresa inicial -con aires de resignación- aceptaba el percance sabiendo que esto implicaba el retraso irremediable, en muchísimas horas el fin del viaje.
** En los viajes, todos los ferroviarios con los que me tocó hablar tenían una visión idealizada de lo que fue el ferrocarril en la “época de los ingleses”; identificaban dicha era como una de oro en donde todo funcionaba a la perfección, a pesar de no haber tenido contacto con los antiguos patrones; los últimos o están jubilados o bajo tierra. Como la publicitada modernización y privatización enganchaba precisamente con el mito latente de cómo supuestamente funcionaba el ferrocarril cuando los ingleses lo administraban; estaban seguros que todos sus males, sean estos de índole laboral, salarial, como de equipamiento serían resueltos con la mentada privatización. Por supuesto, esto no es más que una falacia porque el problema no radica ahí; sólo para que funcione el ente como lo hacía hace setenta años, no solamente se necesitan recrear las condiciones externas –la explotación forestal y yerbatera del sur del país- cosa imposible ya que el mayor flujo comercial hoy en día se da hacia el este y no al sur. Además, para que camine solamente como en el pasado, se necesita de una inversión millonaria en dólares; cosa que nadie en su sano juicio está dispuesto a hacer con algo obsoleto y sobre todo no rentable. El tren en la actualidad se limita a llevar cargas en tiempo de cosecha o esporádicos trenes “espaciales” que alquilan extranjeros o excursiones de colegio.
** Indudablemente cuando el ferrocarril deje de ser rentable para las arcas personales de ciertos funcionarios del estado, la oxidación del ente llegará a su fin, y no faltarán los discursos pomposos de corte nacionalista y fascista a los cuales nos tienen acostumbrados nuestras autoridades desde que tengo uso de memoria. Por tanto este libro no va dirigido a los ferroviarios -que llegaran a tener sus copias- ni a los pasajeros que se cruzaron conmigo sino para esa gente que no tiene la menor idea de lo que transcurrió lo largo de las vías, como también para aquellos que el tren sólo es representado por fotos de la estación central o la locomotora echando humo; imágenes que como las del lapacho florido, la chipa, el tereré, el sombreo pirí, el indio maká, el hotel Guaraní; pasaron a engrosar una suerte de muestrario iconográfico de paraguayidad estereotipada.
** Estoy seguro que las fotografías del libro no llenaran expectativas de aquellas visiones trilladas con características nostálgicas, porque estas imágenes son de una realidad cambiante sujeta al paso del tiempo. Precisamente, creo que no existe otro medio más idóneo que la fotografía para aproximarse a capturar los momentos efímeros. Las fotos hablan por sí solas de lo que me propuse mostrar, revelar; dicen de lo que ocurre tras bambalinas, como situaciones que se dan en lugares inaccesibles por rutas asfaltadas en donde el tiempo parece haberse detenido. Pueblos en donde la gente seguía utilizando el tren a pesar de todos sus inconvenientes, tal vez debido a una inercia heredada del pasado, la imposibilidad de salir de sus casas en días de lluvia a raíz de la clausura de caminos o al mayor espacio interior de los vagones con respecto a los buses que posibilita viajar holgadamente con mayor cantidad de bultos y niños.
** Por último, me gustaría dejar constancia que en los viajes –que no fueron pocos a lo largo de más de un año- utilicé siempre luz ambiente, más de 200 rollos de película Tri-X, dos cuerpos Nikon, FM2 y F3, lentes de 28mm, 35mm y 50mm, y las copias fueron ampliadas en papel Multigrade de fibra brillante. La elección de película blanco y negro en contraste a la utilización de diapositivas en un primer intento para documentar el tren –algunas se reproducen en blanco y negro acompañando este texto, el de Ruiz Nestosa y el de Verón- creo que dio a la idea del ensayo mayor fuerza y se adaptó mejor a genera un clima que reflejase la vida ferroviaria. Justamente la culminación del trabajo que se inició con un primer intento en color; son estas cuarenta y tanto fotografías en blanco y negro, editadas y puestas en formato libro.
Carlos Bittar Perinetti
enero de 1996.
** El libro se enmarca dentro del género de la fotografía documental, en donde el tema es el tren a vapor en Paraguay; las fotos se tomaron entre setiembre de 1990 y diciembre de 1991 a lo largo de la vía que va de Asunción a Encarnación, más el ramal de San Salvador-Abaí. En ese tiempo, corría regularmente el tren de pasajeros en todo su trayecto; hoy esto ya pertenece al pasado. Actualmente, el tren de pasajeros sólo va de Asunción a Ypacaraí una vez por semana; pero se lo sigue utilizando para transportar cargas o turistas ocasionalmente.
** En mis viajes, cuando mis pensamientos no se conectaban con la cámara, tenía el presentimiento que algún día, en un futuro no muy lejano el tren de pasajeros no correría más; esto no hacía más que acentuar mi obsesión en seguir gatillando mi cámara. Al viajar con frecuencia, deducir que el sistema estaba en agonía no fue difícil. El tren de pasajeros prestaba un pésimo servicio en horarios como también por su lentitud, este necesitaba cada vez más tiempo para llegar de un punto a otro. Por ejemplo, el trayecto Asunción-Encarnación lo hacía en veinte horas, el doble del tiempo que hace cincuenta años, en el mejor de los casos, en el peor ni siquiera llegaba a destino. Esto obedecía a algún descarrilamiento por culpa del mal estado de los durmientes.
** Debo confesar que por tales percances permanecí más tiempo en la vía y esto posibilitó más y mejores fotos, llamo mejores a aquellas con las cuales me encariñé. Obviamente al no tener ningún destino me llenaba de alegría los descarrilamientos, no así al resto de la tripulación que luego de la sorpresa inicial -con aires de resignación- aceptaba el percance sabiendo que esto implicaba el retraso irremediable, en muchísimas horas el fin del viaje.
** En los viajes, todos los ferroviarios con los que me tocó hablar tenían una visión idealizada de lo que fue el ferrocarril en la “época de los ingleses”; identificaban dicha era como una de oro en donde todo funcionaba a la perfección, a pesar de no haber tenido contacto con los antiguos patrones; los últimos o están jubilados o bajo tierra. Como la publicitada modernización y privatización enganchaba precisamente con el mito latente de cómo supuestamente funcionaba el ferrocarril cuando los ingleses lo administraban; estaban seguros que todos sus males, sean estos de índole laboral, salarial, como de equipamiento serían resueltos con la mentada privatización. Por supuesto, esto no es más que una falacia porque el problema no radica ahí; sólo para que funcione el ente como lo hacía hace setenta años, no solamente se necesitan recrear las condiciones externas –la explotación forestal y yerbatera del sur del país- cosa imposible ya que el mayor flujo comercial hoy en día se da hacia el este y no al sur. Además, para que camine solamente como en el pasado, se necesita de una inversión millonaria en dólares; cosa que nadie en su sano juicio está dispuesto a hacer con algo obsoleto y sobre todo no rentable. El tren en la actualidad se limita a llevar cargas en tiempo de cosecha o esporádicos trenes “espaciales” que alquilan extranjeros o excursiones de colegio.
** Indudablemente cuando el ferrocarril deje de ser rentable para las arcas personales de ciertos funcionarios del estado, la oxidación del ente llegará a su fin, y no faltarán los discursos pomposos de corte nacionalista y fascista a los cuales nos tienen acostumbrados nuestras autoridades desde que tengo uso de memoria. Por tanto este libro no va dirigido a los ferroviarios -que llegaran a tener sus copias- ni a los pasajeros que se cruzaron conmigo sino para esa gente que no tiene la menor idea de lo que transcurrió lo largo de las vías, como también para aquellos que el tren sólo es representado por fotos de la estación central o la locomotora echando humo; imágenes que como las del lapacho florido, la chipa, el tereré, el sombreo pirí, el indio maká, el hotel Guaraní; pasaron a engrosar una suerte de muestrario iconográfico de paraguayidad estereotipada.
** Estoy seguro que las fotografías del libro no llenaran expectativas de aquellas visiones trilladas con características nostálgicas, porque estas imágenes son de una realidad cambiante sujeta al paso del tiempo. Precisamente, creo que no existe otro medio más idóneo que la fotografía para aproximarse a capturar los momentos efímeros. Las fotos hablan por sí solas de lo que me propuse mostrar, revelar; dicen de lo que ocurre tras bambalinas, como situaciones que se dan en lugares inaccesibles por rutas asfaltadas en donde el tiempo parece haberse detenido. Pueblos en donde la gente seguía utilizando el tren a pesar de todos sus inconvenientes, tal vez debido a una inercia heredada del pasado, la imposibilidad de salir de sus casas en días de lluvia a raíz de la clausura de caminos o al mayor espacio interior de los vagones con respecto a los buses que posibilita viajar holgadamente con mayor cantidad de bultos y niños.
** Por último, me gustaría dejar constancia que en los viajes –que no fueron pocos a lo largo de más de un año- utilicé siempre luz ambiente, más de 200 rollos de película Tri-X, dos cuerpos Nikon, FM2 y F3, lentes de 28mm, 35mm y 50mm, y las copias fueron ampliadas en papel Multigrade de fibra brillante. La elección de película blanco y negro en contraste a la utilización de diapositivas en un primer intento para documentar el tren –algunas se reproducen en blanco y negro acompañando este texto, el de Ruiz Nestosa y el de Verón- creo que dio a la idea del ensayo mayor fuerza y se adaptó mejor a genera un clima que reflejase la vida ferroviaria. Justamente la culminación del trabajo que se inició con un primer intento en color; son estas cuarenta y tanto fotografías en blanco y negro, editadas y puestas en formato libro.
Carlos Bittar Perinetti
enero de 1996.
.
Testimonio
Testimonio publicado en el catálogo del
Testimonio publicado en el catálogo del
Fondec con motivo de sus diez años.
Enlaces libro y ensayo fotográfico.
http://www.carlosbittar.com/Libros.html /
http://www.carlosbittar.com/UltimaEstGallery/UE01.html
Enlaces libro y ensayo fotográfico.
http://www.carlosbittar.com/Libros.html /
http://www.carlosbittar.com/UltimaEstGallery/UE01.html
** Transcurría el año 2000 cuando me vino la idea de divulgar mis “fotos del tren” a través de un libro. Las fotos que realicé entre 1989 y 1990 del ferrocarril paraguayo, las tenía archivadas y me pareció importante sacarlas a luz de esa manera. La razón: el tren como sistema estaba en sus últimos días. Un libro de esa naturaleza escapaba cualquier financiación de una posible editorial local. Primero por el costo elevado de impresión y segundo por el pequeño o inexistente mercado local.
** Me entero gracias a un amigo, a quien manifiesto mi frustración de no poder conseguir fondos para el proyecto de la existencia del Fondec. Su nombre: Enrique Collar; quien me ayuda a darle forma a la solicitud de financiación para el libro. El titulo: Última Estación. El Fondec como institución hizo posible, al aprobar el proyecto en el 2002, el primer libro de fotografía documental sobre un tema especifico en Paraguay.
** Última Estación se convirtió con el tiempo en un libro de referencia para la comunidad cultural del país y en lo personal me ha dado muchas satisfacciones por las muestras de halagos por parte de personas que lo tuvieron en sus manos.
** Actualmente me encuentro abocado a terminar mi segundo proyecto aprobado por el Fondec: Banco de Imágenes del Paraguay. Mi archivo de veinte años de fotografía analógica, miles de imágenes en diapositivas, negativos color y blanco y negro que representan mi visión y una porción de documentación de la historia visual de este país, que saldrán a la luz en un sitio web próximamente. De nuevo, el Fondec se juega a un proyecto inédito para nuestro medio, razón de más por sentirme muy afortunado y agradecido con la institución.
17/XI/09
** Me entero gracias a un amigo, a quien manifiesto mi frustración de no poder conseguir fondos para el proyecto de la existencia del Fondec. Su nombre: Enrique Collar; quien me ayuda a darle forma a la solicitud de financiación para el libro. El titulo: Última Estación. El Fondec como institución hizo posible, al aprobar el proyecto en el 2002, el primer libro de fotografía documental sobre un tema especifico en Paraguay.
** Última Estación se convirtió con el tiempo en un libro de referencia para la comunidad cultural del país y en lo personal me ha dado muchas satisfacciones por las muestras de halagos por parte de personas que lo tuvieron en sus manos.
** Actualmente me encuentro abocado a terminar mi segundo proyecto aprobado por el Fondec: Banco de Imágenes del Paraguay. Mi archivo de veinte años de fotografía analógica, miles de imágenes en diapositivas, negativos color y blanco y negro que representan mi visión y una porción de documentación de la historia visual de este país, que saldrán a la luz en un sitio web próximamente. De nuevo, el Fondec se juega a un proyecto inédito para nuestro medio, razón de más por sentirme muy afortunado y agradecido con la institución.
17/XI/09
No hay comentarios:
Publicar un comentario